En el parque




La música de los ríos, la quietud de las alas, esas plumas que todavía con el recuerdo del día se plegaron para el amor como para el sueño, entonaban su quietísimo éxtasis bajo el mágico soplo de la luz, luna ferviente que aparecida en el cielo, parece ignorar su efímero destino transparente.


(Vicente Aleixandre)


En esas cámaras yo vi la faz de la luz pura. Pero cuando las sombras las poblaban de musgos, allí, mimosa y cauta, ponía entre mis manos sus lunas más hermosas la noche de las fábulas. Entre años, entre árboles, circuida por un vuelo de pájaros, guirnalda cuidadosa, casa grande, blanco muro, piedra y ricas maderas, a la orilla de este verde tumbo, de este oleaje poderoso...


Cuajado de tristeza y de agonía, el encinar rotundo y soñoliento, hunde su soledad en este viento amargo de la verde serranía.


Todo sueño que es nube se deshace. Vuelva a brillar el sol, pues la blancura de esa ilusión de libertad celeste, es tan sólo una sombra hecha jirones. No sueñe más el agua, y tenga vida en la savia o la sangre, tenga sólo en mí su libertad, libre en mis lágrimas.

(Manuel Altolaguirre)


A un año de tu luz, e iluminado hasta el final de su latir, por ella, desanda el viaje el corazón cansado. De tu voz, de tu mano y de tu huella retorna a la niñez, donde palpita sangres de luz tu corazón de estrella.


Los que pasan no saben que una flores el precio de la suerte. Los que pasan no saben que tras la piel se esconden otras vidas. Los que pasan no saben que los grandes espacios son nuestra casa del mañana.


Llevar un pueblo así entre la carne, con su nube arrollada a la cintura, con palomas y flores, con campanas, con ríos-venas y hacia un mar de dicha, con amigos y surcos y canciones, es encalarse el alma y decir: ¡Vivo!

(Antonio Murciano)


Una cara, un rumor, un fiel instante, ensordecen de pronto lo que miro, y por primera vez entonces, vivo el tiempo que ha quedado ya distante. Es como un lento y perezoso amante que siempre llega tarde el tiempo mío, y por lluvia o dorado y suave hastío, suma nocturnos lilas deslumbrantes...


Ciudadano del aire y de las nubes, poseo sin embargo una sangre terrestre, que conoce el camino que entra a cada morada, el camino que fluye debajo de los carros, las aguas que pretenden ser las mismas que ya pasaron antes, la tierra de animales y legumbre con lágrimas donde voy a encender el día con mis manos.

(Jorge Carrera Andrade)


Tiembla el viento en la noche, tiembla otra vez la noche bajo el ansia que vuelve. Temblabas de nostalgia. Amor, hasta la muerte la noche se hizo tenue, se hizo larga caricia sobre tu pelo amargo. Lo distante es aquello que apenas ha pasado. Por eso nombro ahora la primavera lenta que subiste cantando, sin nada más, con viento sobre la enamorada distancia de los campos.

(Miguel Arteche)


Un sueño sin faroles y una humedad de olvidos,pisados por un nombre y una sombra.No sé si por un nombre o muchos nombres,si por una sombra o muchas sombras.Reveládmelo.Sé que habitan los pozos frías voces,que son de un solo cuerpo o muchos cuerpos,de un alma sola o muchas almas.

(Rafael Alberti)


Llegar a ti, entonces, es buscar la voz de un niño entre las multitud, recoger el miedo interminable que origina un viento nocturno, iluminar el amor con una lámpara de primitivo y de dulce aceite, tocar con los dedos un pájaro de azúcar que besa el cuello de las mujeres, limitar la invasión de la nieve que llega con sus armaduras de frío, y verte tranquilo y reposado quemando el intacto silencio.

(Óscar Acosta)


No más refugio que la faz de mis brazos, si nos entra el otoño desgajando lo que al viento apetece, en su alfombra de bosque y cuerpo a tierra.

Mediodía, y te ausentas por no conocer mis pensamientos. Es que de pronto, dices, se me pone una lámina en el rostro y aparece un abismo entre los dos. Será cierto, pero donde la soledad me habita, ahí tu eres el centro.


La raíz baja a pie por peldaños de agua. Las hojas con suspiros aparejan la nube. Los pájaros se sirven de sus alas para alcanzar la zona de las eternas luces.


Mi ser fluye en tu música, bosque dormido en el tiempo, rendido a la nostalgia de los lagos del cielo. ¿Cómo olvidar que soy oculta melodía y tu adusta penumbra voz de los misterios? He interrogado los aires que besan la sombra, he oído en el silencio tristes fuentes perdidas, y todo eleva mis sueños a músicas celestes.


Pero ayer no fue tu tiempo. Tu tiempo comenzaba detrás de la oscuridad, en las doradas tumbas de algún otoño. Porque tu tiempo no es el de ayer, ni siquiera será el que me arranques el día de la mirada. Pasé yo junto a ti, y te miraba.


Todo ha vuelto a quedarse quieto, todo en su sitio y en reposo. Va navegando por los días la barca triste del otoño.

Nosotros esperamos envueltos por las hojas doradas. El mundo no acaba en el atardecer, y solamente los sueños tienen su límite en las cosas. El tiempo nos conduce por su laberinto de hojas en blanco, mientras cae el otoño al patio de nuestra casa. Envueltos por la niebla incesante, seguimos esperando: La nostalgia es vivir sin recordar de qué palabra fuimos inventados.

(Giovanni Quessep)

Blogger Templates by Blog Forum